Una placa en mi pueblo

Transcripción Episodio 3

Hola a todas, hola a todos, 

Soy Isabel Cadenas Cañón y esto es De eso no se habla.

Y hoy empezamos en mi pueblo.

[Soundscape Basauri]

Mi pueblo se llama Basauri y está en el País Vasco, a dos paradas de metro de Bilbao. Son 7 minutos. Si vas caminando, puedes llegar al casco viejo de Bilbao en menos de una hora. El primer centro comercial de la provincia, Bizkaia, se construyó en Basauri. La cárcel de Bizkaia está en Basauri. Basauri suena así.

[Soundscape Basauri]

Basauri creció a la sombra de Bilbao por la cantidad de fábricas que había y que aún hay allí: Firestone, Sidenor, La Basconia. La mayoría de nuestros padres trabajaban en esas fábricas o fábricas similares. La mayoría de nuestras madres eran amas de casa que nos llevaban a la escuela. En mi clase, la mayoría nos apellidábamos García o López. Éramos hijas e hijos de inmigrantes de otras partes de España, lo que se dice «maketos», los charnegos del País Vasco.   

Nunca estuve especialmente orgullosa de ser de allí. Basauri me parecía un pueblo sin mucho que hacer, sin mucha historia. Yo me fui en cuanto pude. 

Y fue entonces, viviendo ya en otro sitio, cuando mi pueblo empezó a sonarme de otra manera. 

Haizea: Eh, pues me encantaría ser casi de tu pueblo. Orgullo, tendría como orgullo de pueblo hacia Basauri.

Me lo decían muchas amigas feministas, como estas con las que estoy hablando ahora, Haizea Miguela y Justa Montero: que qué orgullo ser de Basauri, porque allí había ocurrido un hecho histórico que había cambiado la vida de las mujeres en este país. Y yo no tenía ni idea. 

Justa: Sí, fue sin lugar a dudas, lo más importante que sucedió. Significó poner ante toda la sociedad el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida y sus cuerpos.

Fue el caso de las 11 de Basauri: 11 personas detenidas por abortar en 1976, un año después de la muerte de Franco, y que tuvieron que enfrentarse a casi 10 años de juicios. Durante ese tiempo, feministas de todo el Estado se echaron a las calles para pedir su absolución y reclamar el derecho al aborto. Las movilizaciones fueron tan grandes que este caso se considera el precursor de la ley que despenalizó el aborto en 1985.

Haizea: Voy a decir esto y está un poco mal, pero como los padres de la Constitución, joder, pues estas son las… ¿No? Las once de Basauri, con otras muchas mujeres, serían las madres de los derechos sexuales y reproductivos. 

En el centro de mi pueblo hay hasta una placa que conmemora a las 11 de Basauri. Así que me fui allí para ver si yo era la única que no conocía esta historia. 

Isabel: ¿Usted ha visto alguna vez esa placa que está ahí puesta?

Pues no me he fijado.

Mira, yo no me acuerdo de eso, ¿eh? No. No, no, no.

¿Once mujeres?

Once mujeres.

No, no me acuerdo.

Isabel: Nada, ¿no? No se acuerda de nada.

No tengo ni puta idea.

Ah, lo del juicio a las once mujeres. Eso lo vivimos.

Ah. Sí, sí.

Yo tampoco, de eso ya no tengo ni idea.

Yo no. Ni idea. Yo no… 

Oír de eso sí tengo oído, pero… 

Sí, yo creo que sí. 

Lo que pasa que no se sabía quiénes eran, porque estaba eso… Pues muy… Muy callado.

¿Sabes lo que pasa? Que yo creo que también se quedó muy callado y que muchas mujeres…

Tan callado se había quedado que, hasta que empecé a trabajar en esta historia, yo ni siquiera había visto esa placa, y eso que está a un minuto de casa de mi padre, la casa donde crecí, y a la que sigo yendo muy a menudo. 

Tampoco había visto nunca la placa ella. 

Ella: Juicio… Hala… No la había visto nunca y he venido aquí… Anonadada me he quedao.

Y es bastante sorprendente, porque ella fue una de las 11 de Basauri. 

Me costó mucho encontrarla: todo el mundo me decía que era imposible. Que las 11 de Basauri no habían hablado desde que terminó su caso, hace ya 35 años. Y que no querían volver a hablar. 

Bienvenidas y bienvenidos a De eso no se habla. 

Hoy nos preguntamos cómo se construye un silencio. 

[Sintonía]

Vamos a irnos a mediados de los años 70. Franco acaba de morir y en España empieza el proceso conocido como la Transición.  

Begoña: Fue una explosión a todos los niveles, ¿no? Culturales, políticos… 

Clara: Que si la votación de la Constitución, si las primeras elecciones generales, que las elecciones municipales, estaba todo ese burbur…

Begoña: De pronto, como que el país respiró, ¿no? Después de 40 años de silencio, de dolor… 

Clara:  y ya había mucho activismo político 

Y el feminismo fue una parte fundamental de ese activismo: se empezaron a crear grupos, asambleas y colectivos en todo el Estado. Clara Murgialday y Begoña Mendía eran parte de uno de esos grupos: la asamblea de mujeres de Bizkaia. Y allí, en una de sus reuniones, una compañera que era abogada les habló de un caso. Era 1979. 

Clara: Nos habíamos enterado que estaban, que iban a procesar a once mujeres por haber abortado, y por haber hecho abortos una de ellas, y de que les pedían una montonera de años de cárcel 

Aquellas mujeres de las que habla Clara habían sido detenidas 3 años antes, pero nadie se había enterado hasta entonces. Sucedió en plenas fiestas de Basauri, en octubre de 1976. 

[Música de fanfarria]

El día 8 detuvieron a una mujer por realizar abortos. Le preguntaron a qué mujeres había ayudado a abortar. Ella dio algunos nombres y al día siguiente varios policías vestidos de paisano se presentaron en casa de esas mujeres. Se las llevaron a comisaría para una declaración breve – o eso les dijeron. 

Esas mujeres tenían entre 19 y 38 años. Casi todas estaban casadas, casi todas tenían hijos, casi todas habían emigrado desde otras partes de España y todas eran de clase obrera. Había dos excepciones: una estaba soltera cuando se quedó embarazada, y de hecho tuvo al niño. Otra huyó y en su lugar se juzgó a un hombre: un hombre casado que mantenía relaciones con ella y al que acusaron de «inducirla a abortar». 

Pasaron 4 días en el calabozo. Después las dejaron en libertad condicional, a espera del juicio. Y como los maridos de algunas de ellas trabajaban en fábricas del pueblo y estaban afiliados a sindicatos, un despacho laboralista de Bilbao asumió su caso. Después esperaron, pero no imaginaban que tendrían que esperar tanto: el juicio tardó 3 años en llegar. 

Es entonces, tres años después de su detención, cuando una de las abogadas lleva el caso a la asamblea de mujeres de Bizkaia. El derecho al aborto era una de las grandes demandas del movimiento feminista, y este caso llega en el momento justo para encarnar esa reivindicación. Es la oportunidad perfecta para sacar el aborto del ámbito privado y llevarlo al debate público. 

Y para eso, las feministas de la asamblea saben que lo primero es encontrar un nombre:

Clara: Teníamos que, como que encontrar un eslogan, una frase, un titular, un algo que no planteara el tema del aborto así en abstracto, el derecho… 

Es decir, un nombre que mostrara que el aborto tenía que ver con mujeres reales. Y después de mucho pensar, lo encontraron.

Clara: El eslogan ese, ¿no? Las once de Basauri, eso nos costó varias reuniones. 

Y así, aquellas 10 mujeres y un hombre dejaron de ser eso, diez mujeres y un hombre, para convertirse en otra cosa. 

Clara: Yo creo que esto fue parte del éxito de la campaña 

En cierto sentido, se habían convertido en metáfora

Clara: mujeres de sectores populares, súper pobres, cargadas de hijos. Era como tan fácil conectar con ellas, ¿no? 

 

Como faltan pocos meses para que llegue el juicio, las feministas se vuelcan en la campaña de las recién bautizadas 11 de Basauri: reparten trípticos, pegatinas, carteles, y crean nuevas formas de protesta tras tantos años de dictadura. 

Se encadenan en lugares públicos.

Clara: 60, 70, 80, todas las que podíamos, que cabíamos 

Hacen manifestaciones.

Clara: Bueno, nos daban de palos. 

Hacen encierros 

Clara: Nos encerramos un día entero y una noche en el Salón árabe del Ayuntamiento de Bilbao. 

Crean lemas.

Begoña: Desde «si los obispos pariesen el aborto sería ley». 

Y más lemas.

Begoña: Hasta «nosotras parimos, nosotras decidimos». 

Y más lemas. 

Begoña: (cantando) Exigimos derecho al aborto. Exigimos derecho a abortar y que éste sea gratuito para quien lo quiera realizar. Algo así.

Y hasta se atreven a decir que ellas, también, han abortado: en 1979 1.300 artistas, periodistas y políticas se autoinculpan públicamente de haber abortado. Clara me enseñó la portada que les dedicó la revista Cambio 16:

Clara: Ahí está Ana Belén, aquí está Massiel. Pilar Miró. Lola Gaos, Nuria Espert, Mercedes Milá. Esta también me suena pero no sé quién es. 

Estas acciones no solo pasan en Bilbao: se han creado comisiones pro derecho al aborto en todo el país, perfectamente coordinadas entre ellas. Las acciones, las manifestaciones, se repiten en Oviedo, en Madrid, en Almería, y también en París, en Lisboa, en Lausana. 

Justa: nosotras defendíamos ya desde el 74, 75, el derecho al aborto y lo teníamos… Pero de repente las 11 mujeres de Basauri ponen cara, ponen voz, ponen su cuerpo a todo eso y le dan, claro, una dimensión que traspasa todos nuestros discursos, ¿no? 

Para cuando llega el juicio, el 26 de octubre de 1979, el aborto ya se ha convertido en un tema de estado. 

Ese día, Bilbao amanece lleno de prensa que quiere cubrir el proceso. Pero no podrán entrar a la sala: a petición de las acusadas, el juicio se va a celebrar a puerta cerrada. No quieren que nadie las vea. 

Sabemos esto porque días antes del juicio, 6 de aquellas mujeres participaron en una rueda de prensa en el despacho de uno de los abogados y los periódicos de la época cuentan que algunas no quieren subir al estrado para que nadie las reconozca. Un artículo de El País escribe: «Y es que estas mujeres, que de pronto se han convertido en una causa de lucha en todo el Estado, no tienen muy asumido el papel de heroínas que les toca vivir». 

Quizá lo entendieron entonces, el día del juicio, al ver los miles de personas que se manifestaron frente al juzgado para pedir su absolución.

Multitud: ¡Aborto! ¡Legalización! ¡Aborto! 

Mujeres: ¡Yo también he abortado!

Las cámaras de Cecilia y José Juan Bartolomé grabaron lo que ocurrió ese día en su documental Después de…: una plaza plagada de mujeres y hombres, pancartas, megáfonos.

Mujeres: (cantando) No es casualidad que el que nunca pare prohíba abortar… 

Un grupo de abogadas que acuden con sus togas a entregar 25.000 firmas a favor del aborto.

Mujer: No, simplemente la mujer se está rebelando mucho más ahora que antes. Ahora nos estamos rebelando porque tenemos mucha más conciencia de la opresión que estamos llevando a través de todos los años

Y un debate que ya se ha instalado en la sociedad, pero que los partidos en el poder tratan de ignorar.

Multitud: Amnistia emakumeentzat!

Hombre: Este juicio fue suspendido a la espera de que se calmaran las protestas, pero los procesos por aborto continúan y el aborto sigue siendo delito. 

El juicio se suspende por el revuelo. No será la única vez que eso suceda: entre 1979 y 1981 se suspende una vez, dos veces, tres veces. Las 11 regresan a sus casas. No lo están pasando bien. El aborto es un estigma y tienen miedo del vecindario. Lo sabemos porque la revista La calle consigue hablar con todas ellas. Una de las mujeres dice: «En la tienda nos han llegado a llamar animales y asesinas. Te sentías cohibida en la calle». Otra de las mujeres pide que no pongan que son de Basauri, que digan que son de Bilbao. El artículo dice: «No quieren fotografías, aunque saben que cualquiera puede hacérselas. No quieren dar sus nombres, aunque saben que cualquier periodista puede conocerlos».

El anonimato de estas mujeres se guarda con tanto celo que la mayoría de las feministas de la asamblea no las conocen. 

Clara: No sé, yo… O estaban presas o estaban clandestinas o… 

Begoña: Pues siempre han querido estar en el anonimato o de alguna manera… 

Clara: Pero no, no estaban accesibles 

Begoña: Que yo recuerde, no, desde luego. 

El nuevo juicio se convoca en 1982 y para entonces la actitud de algunas de estas mujeres ha cambiado. 4 de ellas, por ejemplo, firman una carta abierta y dicen: «Estamos orgullosas y queremos agradecer a todas las mujeres de Bizkaia y de España entera el esfuerzo que hicisteis por ayudarnos en ese momento tan amargo que no llegamos a pasar por vuestra lucha». O 5 de ellas acuden a un acto en su apoyo que se celebra en el teatro Astoria y, cuando se suben al escenario, el público enloquece y corea la petición de amnistía y una de ellas dice: «Mucho no os podemos decir después de esta campaña tan fenomenal. Os damos las gracias por vuestra colaboración, y por ello damos la cara». Otra anima al público a ir al juicio: «os esperamos en el Palacio de Justicia», termina diciendo.  

Porque, esta vez sí, las acusadas acceden a que el juicio se celebre a puerta abierta. Esa era parte de la estrategia tanto del movimiento feminista como de la defensa: sacar el aborto del ámbito privado, convertirlo en algo público.

Mertxe: Las mujeres hemos reclamado siempre que hay que abrir puertas y ventanas, y por eso este proceso la defensa lo tuvo muy claro desde el principio: teníamos que hacer un juicio público. 

Era el 16 de marzo de 1982. Mertxe Agúndez fue una de las abogadas defensoras. 

Mertxe: Hacía un día precioso de primavera. El juzgado no tenía ningún sistema pues de ventilación y la sala estaba repleta 

En la sala hacía mucho calor y tuvieron que abrir las ventanas. Entonces la sala se llenó de gritos a favor del aborto, de lemas, de consignas que venían de la calle: como ya había pasado en 1979, miles de personas se había concentrado fuera del juzgado para apoyarlas. 

Mertxe: Todo el día hubo gente en los jardines de Albia 

Justa: Había una concentración numerosísima que habían acudido mujeres de todas las asambleas de feministas del País Vasco.

Mertxe: coreando «no más juicios por aborto», «amnistía», «nosotras parimos, nosotras decidimos», «apoyo a las mujeres». O sea, fue muy emocionante. 

Begoña: (cantando) Amnistia, amnistia, amnistia. Amnistia emakumeentzat. Amnistia, Amnistia, Amnistia. Amnistia emakumeentzat 

Begoña: Sí, sí, sí. cantando, muchísimas mujeres, casi que al final íbamos a perder la voz.

Mientras, en la sala, las acusadas respondieron a las preguntas del tribunal, una a una. Justa estuvo allí. 

Justa: Yo subí a la sala y es una cosa que no se me olvidará en la vida, porque ver a las mujeres ahí sentadas explicando sus circunstancias y luego ahí todos los jueces con sus togas, de negro… 

La defensa se basó en dos argumentos. Por un lado, dijeron que no se había probado que esas mujeres estuvieran embarazadas.

Mertxe: y cuestionábamos que sin esa certeza no se podía hablar de verdadero aborto 

Y si no estaban embarazadas, decía la defensa, era imposible que hubieran abortado. Esto es lo que en derecho se llama un «delito imposible».

Por otro lado,  trataron de probar el «estado de necesidad» de esas mujeres: la defensa decía que su situación personal, familiar, médica y social las había llevado a abortar como mal menor. 

Mertxe: Decíamos, ellas sí que sabían que eso estaba penado, pero que consideraban que no debían ser juzgadas porque las mujeres que tenían medios económicos suficientes no tenían que ir donde una abortera con riesgo para su vida, su salud y con riesgo también de sufrir una condena penal.

La defensa llevó a médicos y a sociólogas para probar que estas mujeres habían sido acusadas por no tener medios económicos: si los hubieran tenido, decía la defensa, habrían ido a abortar a Londres, como las 19.000 españolas que lo hacían cada año.

De hecho, esa es la frase que más se repite en la sentencia: «ante la apuradísima situación económica». Todas tenían bajos ingresos, algunas tenían enfermedades hereditarias, a todas les negaron los anticonceptivos cuando los pidieron. Los casos se repiten casi iguales. 

«Que la procesada, de profesión labores de casa,con instrucción equivalente a enseñanza primaria, casada, a la sazón, con dos hijos de 1 y 2 años respectivamente, ante el temor de que fuera un embarazo, no obstante la adopción por el matrimonio de todos los remedios que conocían, que se le representaba en su ánimo como la peor de las desgracias que podría ocurrirle ante la apuradisima situación económica en que se encontraba la familia, se sometió a manipulaciones por su convecina.»

«Que la procesada, de profesión labores de casa,con instrucción equivalente a enseñanza primaria, con hijos de 6 y 4 años de edad respectivamente, ante el temor de que fuera un embarazo, no obstante la adopción por el matrimonio de todos los remedios, que se le representaba en su ánimo como la peor de las desgracias que podría ocurrirle ante la apuradisima situación económica en que se encontraba la familia, se sometió a manipulaciones por su convecina.»

A las 11 de la noche, después de más de 12 horas, el juicio quedó visto para sentencia.

Presentador: Absolución, como habíamos anticipado, para nueve de las once personas acusadas de haber realizado prácticas abortivas. María Jesús Cañellas.

María Jesús: La segunda sentencia, la sentencia que ha absuelto a nueve de las once personas acusadas de prácticas abortivas, hecha pública en la mañana de ayer por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Bilbao, ha sentado un importante precedente jurídico en los delitos de aborto porque el Tribunal de Bilbao ha aplicado por vez primera la eximente del estado de necesidad para absolver a dos de las procesadas y lo ha hecho, según dice el texto judicial, a la luz de los preceptos constitucionales. 

Fue una sentencia histórica: No solo se había ganado un largo proceso de 6 años; esta victoria era también una señal para la clase política, que ya no podía mirar para otro lado. La despenalización del aborto no podía tardar en llegar.  

Mari Luz: Fue muy importante a nivel del Estado para que luego en el año 85 saliera la ley. 

Clara: No se hubiera legalizado el aborto tan pronto si no llega a ser por el impacto de este juicio de las mujeres de Basauri

[Música]

Quizá si todo se hubiera acabado aquí la historia de estas mujeres habría sido diferente. Quizá si todo hubiera acabado aquí estas mujeres tendrían plazas con sus nombres y la fecha del juicio estaría marcada en nuestros calendarios como un día festivo. 16 de marzo, día de los derechos sexuales y reproductivos. 

Pero no fue así: después del juicio, el fiscal recurrió la sentencia ante el tribunal supremo. Y un año después, el supremo dio la razón al fiscal: para ese tribunal, el simple hecho de intentar abortar, incluso sin estar embarazada, sí que era un delito. Y la «apuradísima situación económica» de aquellas mujeres tampoco les pareció razón para no condenarlas. 

Mertxe: Ellas no entraron en prisión porque se les fueron aplicados los indultos del año 75 y del año 77. Pero claro, pues fue un auténtico jarro de agua fría. 

Era mayo de 1985. Mientras el supremo y el constitucional invalidaban la sentencia histórica de las 11 de Basauri, en el parlamento se tramitaba una nueva ley que despenalizaría el aborto. Esa ley se aprobó solamente un mes después, en julio de 1985. 

Así que las 11 de Basauri, las precursoras de aquella ley, llegaron un mes tarde para acogerse a ella. Pero en realidad ni siquiera hubieran podido hacerlo: la nueva ley solo despenalizaba el aborto en 3 casos: violación, malformación del feto o riesgo para la salud de la mujer.   

Como si el Estado dijera: derechos sí, pero no demasiados. Como si el Estado dijera: una de cal y una de arena. 

Quizá eso explique, también, por qué yo no conocía esta historia.

No es que hubiera sido una historia silenciada en la época: la prensa de entonces siguió el proceso con todo detalle durante los 6 años que duraron los juicios. Después, se hizo un silencio. O más bien la historia quedó relegada a ámbitos feministas. 

Fueron las feministas las que trataron de recuperarla. En 2011, el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Basauri hizo una investigación sobre el caso. También fue el área de igualdad la que puso aquella placa que yo nunca había visto. La autora de esa investigación, Oihane López, tiene mi edad, también es de Basauri y, hasta que empezó a investigar, tampoco había oído hablar nunca sobre este tema.

Oihane: Yo tampoco, para nada. Es más, de primeras me avergoncé porque para mí era algo nuevo. 

[Aplausos]

Esta es Oihane el día que presentó su investigación en un acto en Basauri. 

Oihane: Bueno, solo concluir con tres sentimientos: por un lado el de rabia, rabia de lo que sucedió y rabia personal por no haber sabido esto antes; admiración hacia las mujeres y hacia las mujeres feministas y orgullo. Orgullo de ser basauritarra y feminista. 

[Aplausos]

Mientras me seguía preguntando cómo podía ser que no conociéramos esta historia, otra pregunta empezó a parecerme mucho más importante: ¿la conocían ellas, aquellas 11 mujeres? ¿Sabían que son un hito para el movimiento feminista, que se las cita en libros, que hay una placa en su honor en el centro del pueblo? 

No había manera de saberlo: desde que terminaron los juicios, esas mujeres no habían vuelto a hablar. 

Oihane intentó hablar con ellas. 

Oihane: Me dijeron que estas mujeres ya en el momento en que se acabó todo no volvieron a hablar. 

También lo intentó Maite Ibáñez, que se basó en la investigación de Oihane para hacer un documental sobre el caso. Ese documental se emitió el año pasado en la ETB, la televisión pública vasca, y gracias a él mucha gente oyó hablar del caso por primera vez. Pero en su documental tampoco estaban las voces de aquellas mujeres. Hablé con Maite por teléfono.

Maite: Es que nosotros realmente hemos intentado. Lo hemos intentado, pero la gente a la que hemos preguntado, digamos, siempre nos han dicho: «Es que no quieren hablar, es que no quieren hablar, es que hay que hacerlo, pero sin hablar con ellas, es que no quieren hablar, no quieren hablar». 

¿Por qué no habían querido volver a hablar? Todas las personas que entrevisté me dijeron que las 11 no habían querido exponerse en la época y que, por eso, nunca habían tratado de buscarlas después. Y yo me preguntaba cuánto tiempo dura un silencio. ¿Y si ahora sí querían? ¿Alguien se lo había preguntado a ellas, directamente a ellas, en los últimos 35 años?

Hablé mucho de esto con Mari Luz Esteban y Paz Díaz, dos feministas del grupo de mujeres de Basauri que vivieron el proceso de las 11. Y que tampoco sabían quiénes eran esas mujeres. 

Mari Luz: Entonces hoy día igual las más jóvenes, que tenéis también otra cultura, otra formación periodística y tal, pues igual lo veis de otra manera. E igual se puede tratar de otra manera, no estoy diciendo que aquella fuera la mejor. Pero nosotras lo hacíamos ideológicamente, o sea, lo teníamos pensado, no lo improvisábamos, ¿no? El no indagar, el no buscar. 

No sé si es por ser de otra generación, pero mientras las buscaba iba creando mis propias teorías: que quizá nadie las había llamado; que quizá nunca se lo habían contado a sus hijas y a sus hijos; que quizá, simplemente, no querían recordar. 

Y todos esos quizás no hablaban tanto sobre el pasado, sino que hablaban del presente. Mostraban sobre todo dos cosas: una es que el aborto sigue siendo un estigma.

Paz: Estoy convencida que todavía hoy está influyendo los mismos mecanismos que influyeron en este momento. Es que la penalización social. Y la penalización social ya no es tanta la que existe, sino la que ellas creen que existe, porque ellas llevan esa carga, porque son las mujeres que lo único que han hecho ha sido abortar. 

Me parece que… Aunque fue un secreto a voces, pero claro, son las que abortaron, ¿eh? No tienen más título, ¿eh? Que yo sepa.

La otra es que las historias de las mujeres siempre han sido consideradas menores. En el reparto del mundo, a nosotras nos tocó el ámbito privado y es ahí donde se han quedado la mayoría de nuestras historias. Mientras las 11 de Basauri iban de juicio en juicio, en España ocurría La Transición, con mayúsculas: una nueva Constitución, unas nuevas elecciones, un nuevo país – o eso se decía. Pero los derechos y las reivindicaciones de las mujeres siguieron en un segundo plano. Cuando las feministas trataron de incluir en la Constitución del 78 temas como la corresponsabilidad, temas como el aborto, recibían siempre la misma respuesta: ahora no toca. Y ese «ahora no toca» se fue extendiendo también en la construcción de nuestra memoria. Y llega hasta hoy. 

Quizá me equivoque, pero la mezcla de estas razones -la falta de reconocimiento, el estigma de haber abortado- pueden crear un silencio que no solo les afecte a ellas, sino que se extienda también a la próxima generación. Ojalá me equivoque. 

Pero creo que no. Sistemáticamente, los hijos y familiares que conseguí localizar me fueron cerrando puertas, bloqueando en redes sociales. 

Isabel: Solo te quiero preguntar una cosa.

Personas que me decían que me responderían al día siguiente después desaparecían misteriosamente, nunca volví a saber de ellas.

Isabel: No, no, no tiene nada que ver con… 

Paz: Habrá muchos que estén negando que «a mi madre le pasó eso», estoy convencida que habrá hijos que dirán que “No, que eso se lo habrán inventado las feministas”, «¿Cómo va a abortar mi madre?».

Igual se estudia toda la represión que también ejercen los hijos sobre las madres, porque hablamos a veces de los maridos, de los padres, no sé qué, pero está sin estudiar otras cuestiones. 

Hasta que al final hubo un hijo que sí quiso hablar conmigo:

[Música]

Isabel: Hola,. 

Hijo: Hola. 

Isabel: Hola, ¿cómo estás? 

Hijo: Muy bien. 

Isabel: Empezó en el 77 y duró como hasta el 85. Yo no sé si has oído hablar de esta historia. O algo así, porque una de esas… 

Hijo: Mi madre, creo 

Isabel: Es tu madre? 

Hijo: Creo que sí. Y bueno, yo no he hablado con mi madre de esto nunca. No me lo he planteado, no… Y yo preferiría si quieres, si accede ella, reunirnos y… 

Al día siguiente, su hijo y ella me abren la puerta como si yo fuera la vecina del piso de arriba que viene a tomar café. Me sonríen. Me estaban esperando. El hijo me hace pasar al salón y ella prepara algo en la cocina. El salón es espacioso, tiene muchísimas cosas, sobre todo fotos. Desde la cocina, justo mientras estoy encendiendo la grabadora, ella me pregunta si el aborto ya es legal en España.

Ella: No, que no sé, ¿eh?

Isabel: ¿No sabes? 

Ella: ¿Eh?

Isabel: Si fue gracias a ti que se legalizó. 

Ella: Ah, no tengo ni idea. 

Hijo: Claro, en el 85, ama. 

Ella: ¿Pero aquí en Bilbao está prohibido? 

Isabel: ¡No!

Les había dicho que iba a llevar pasteles, pero me dijeron que no, porque estaban a régimen. Ella vuelve de la cocina con tres vasitos de fresas con zumo de naranja, uno para cada uno. Y ambos tienen muchísimo cuidado para que no se me manche la grabadora.

Ella: Que lo tome aparte en una silla por si…  

Isabel: No, si no…  

Ella: Para que no manche el equipo. A ver, ¿te lo dejo aquí o mal? 

Isabel: No, ahí bien. Ay, ¡qué rico, por favor! Ya estoy grabando. Lo acabo de poner. Pero no te preocupes que no va a salir nada que tú no quieras que salga. 

Ella: Ah, no, no, no, pero si esto es no personal, lo del aborto igual después. No, te iba a enseñar unas fotos. 

Ella tiene muchas ganas de hablar, aunque no necesariamente sobre el caso de las 11 de Basauri. Pero antes de empezar a hablar, necesitamos un nombre. 

Isabel: Cuéntame cómo te llamas. 

Ella: ¿El nombre entero sale? 

Isabel: Ah, es verdad. No, te voy a proponer un nombre. A ver qué te parece Diana. 

Diana: Me llamo Diana.

Le propongo Diana porque ese es el nombre que sale en la sentencia de uno de los juicios: desde hace unos años, en España se anonimizan las sentencias antes de publicarse y a las personas que participan en un juicio les ponen otros nombres. A ella le pusieron ese, Diana.

Así que Diana, su hijo y yo, sentados en el sofá, nos tomamos nuestras fresas con zumo de naranja y mientras vemos fotos.

Diana: Aquí en el monte, haciendo la cabra… Aquí en más monte. Esta, yo. 

Isabel: ¿Cuántos años tenías aquí? 

Diana: 19. Ya tenía novio, ¿eh? El novio ya lo tenía. 

En las fotos empieza a verse ya la historia que la llevó a ser una de las 11 de Basauri: una chica que, a los 18 años, se queda embarazada de su novio. 

Diana: Esta soy yo embarazadísima. De ocho meses (ríe). En el monte, en la playa, en una moto… Una de estas le mandé a mi ex a la mili, me dice: «¿Qué me has mandado?». Digo «Pues a mí en una moto» (ríe). 

Un novio que se va a la mili y se desentiende del embarazo. 

Diana: Se acojonó. Estaba en la mili y dijo ¡uh, un niño! 

Al avanzar el embarazo, el novio se arrepiente y decide casarse. Ahí están ella y él, modernísimos, en las fotos de la boda. 

Diana: No quería casarse y luego mira cómo se arrimaba. Tonto. 

Diana: Yo tenía las cejas en un hilo y luego mira, ya las tengo normales.

Hijo: Qué guapa eras. 

Diana: ¿Quién?

Isabel: Los dos.

Diana: ¿Quién?

Hijo: Tú.

Diana: Normalita.

Y en sus brazos, el niño recién nacido.

Diana: Y mi hijo es…  Le tenemos en los brazos en la boda. Mi hijo fue a la boda. (Ríe)

Ese niño es el hijo que ahora escucha sentado junto a nosotras en el sofá.

De las 11 de Basauri, Diana es la mujer soltera que no abortó, la que la prensa bautizó como la del «happy ending», la del final feliz, porque tuvo al niño y se casó con el padre. Aún así, le acusaron de haber intentado abortar hasta tres veces y le pidieron seis meses y un día de cárcel y once años de inhabilitación especial. 

Diana: A ver, yo juzgada como las demás. Las demás a mí luego me contaron en los juicios que tuvimos, que yo no sabía ni de qué iba el tema, porque yo, si me llegan a encerrar, les digo que nanai de la China, que investiguen las fechas y todo. Y no puede coincidir porque yo no había hecho nada. 

Que Diana no había abortado lo pone en la sentencia y en los muchísimos artículos que se publicaron en la época. No la acusaban de eso: la acusaban de haber ido a casa de la mujer que practicaba abortos hasta tres veces, acompañada por su madre. La acusaban de haber intentado abortar. Pero ella no recuerda eso. Ni siquiera cuando le enseño un artículo de la época que le pido que me lea. 

Diana: «Diana es la joven de Happy end. Su madre la llevó a verla cuando la chica le dijo que estaba embarazada y que su novio después de darle fecha para la boda, precisamente el 14 de febrero, el Día de San Valentín…». Esto no es verdad. «Se había echado para atrás. “Me llevaron, pero no dejé que me tocaran. Yo quería tener el niño.” El fiscal precisa: “¿No es cierto que después de dos intentos a la tercera fue cuando usted dijo ‘Déjenme que tenga al niño y en paz?’”. “Lo dije en la tercera, sí, pero desde la primera vez no dejaba que me tocaran, así que seguí trabajando en una fábrica, tuve un niño y me casé con el padre”». Bien, pero a ver aquí hay cosas que no son realidad porque yo ni el día de San Valentín ni el día, leches, yo no había fijado fecha de nada.

Diana no recuerda haber estado en esa casa

Diana: No sé ni cómo es el piso

Ni que la llevara allí su madre

Diana: No, no, no, no! 

Ni haber pronunciado esas palabras. 

Diana: Y «déjenme en paz que tenga al niño» esto suena muy fuerte, porque yo con diecinueve años, «déjame en paz, déjame en paz, que quiero tener al niño»…  

Yo había querido quedarme a solas con ella en algún momento, sin grabarla, saber si su relato cambiaba al no estar su hijo delante, pero cada vez que lo sugerí Diana me dijo que no pasaba nada, que podía decirlo todo delante de su hijo. Así que ese hijo, sentado a mi lado, está escuchando los detalles de esta historia a la vez que yo.

Hijo: Si lo hubiera hecho lo hubiera comprendido, porque a ver, si en cierta situación una familia trabajadora, que ella estaba trabajando, no podía tirar para alante en aquella época que estaba muy mal visto y todo eso…  Pero bueno, que si no hubiera podido con ello yo hubiera comprendido que hubiera abortado. 

Su hijo y yo no somos los únicos que escuchan esta historia casi por primera vez: según vamos hablando, Diana, poco a poco, también empieza a recordar. 

Recuerda aquel 9 de octubre del, 76 cuando la policía llama a su casa, como a casa de las demás: 

Diana: Que llaman al timbre y dicen: «¿Está Diana?» Y dice mi madre: «Sí, está lavándose la cabeza». Dice: «Bueno, pues sólo es un momento. Vamos a ir a tomarle una declaración».

Recuerda que fue una de las 6 mujeres que participaron en aquella rueda de prensa del 79.

Isabel: ¿Estabas nerviosa? 

Diana: No, ¿por qué? Si yo no había hecho nada 

Isabel: Bueno, pero hablar delante de tanta gente, de tantas cámaras…  

Diana: No. Y mucha gente dijo «si queréis dar la cara» y todas decían que no, y yo dije: «A mí no me importa». Y las otras «que no, que no, que me conocen». 

Y a eso le siguieron los juicios, pero de eso Diana se acuerda poco

Diana: No, porque son hace mucho tiempo. Entonces yo era una cría.

Es que no me acuerdo cuántos hubo, ¿eh?

Que no me entero ni de que me han acusado, a mí me llevan para un sitio y para otro, mañana vamos, mañana venimos… 

Diana dice que a ella nunca le importó dar la cara. Quizá sea su memoria, o quizá no. 

Lo que es cierto es que después de tantos años, y de tantos juicios, Diana nunca había sido consciente de lo que había significado ese proceso en la historia de nuestro país.

Diana: Es que no tenía ni idea, porque eso transcurrió… Yo sé que hubo manifestaciones y yo sé que cuando salíamos de un juicio había mucha gente y a nosotras nos metieron en un furgón y… O en uno o dos, no me acuerdo, y la gente decía «Os apoyamos, estamos con vosotras», pero yo no sabía a qué se referían con «nosotras».

Ni siquiera sabía que las llamaban las 11 de Basauri.

Diana: No tenía ni idea ni que éramos once, ni cinco ni seis. Yo pensaba que éramos seis. 

Y tampoco sabe nada de los homenajes que se les han hecho. 

Diana: Yo no sabía nada, ni que hay una placa, que no sé ni dónde está porque nunca me he enterado, 

Y a su lado, su hijo… 

Hijo: No sé, mi madre tampoco lo pasó muy mal. Al parecer las otras mujeres lo pasaron bastante peor. Y bueno, me siento, no sé, un poco emocionado, no sé. Porque fue un hecho histórico. De ahí luego se pasó a… Se creó la ley del aborto, ¿no? Gracias a… 

Diana: ¿Y te sientes orgulloso de…? (Ríe)

Diana es solo una de las 11 de Basauri. Quizá su historia no tenga nada que ver con el resto. Quizá fue la que menos sufrió, como dice su hijo, como dice ella. O quizá sufrió, pero ha decidido contarse la historia de esa manera. No lo puedo saber, y en realidad no importa. Diana es la única de las 11 de Basauri que ha aceptado contarme su historia. Y su historia es esta: con huecos, con olvidos, con reconstrucciones, como es, siempre, la memoria. Lo que sí me importa es esto: que la única de las 11 que ha querido contar su historia sea la única que no tuvo que cargar con el estigma de haber abortado dice mucho de lo que pesa, aún hoy, el estigma de haber abortado. E Incluso así, incluso sin tener que cargar con ese estigma, incluso hablando bajo otro nombre, Diana no se considera parte de esta historia. 

 

Al día siguiente, vamos juntas a ver la placa. 

Diana: Voy a sacarme una foto, que no sabía ni que existía. 

Isabel: Y ¿por qué es esa placa?

Diana: Pues porque nosotras pues dijéramos que fuimos las que… Las pioneras en hacer lo de la ley del aborto, que se consentiría, sin saberlo, más o menos. 

Diana: Juicio… Hala… No la había visto nunca y he venido aquí… Pff. Y mi hermana habrá venido, mis hermanas, que somos de aquí, y nadie ha visto esto.

Diana: Juicio de las 11 mujeres de Basauri acusadas de abortar y practicar abortos que se extienden en el tiempo desde 1976 hasta los primeros años de los 80. En este sentido, este acontecimiento se ha convertido en… Que marcó el impulso y el feminismo vasco. 

Diana: Anonadada me he quedao. 

Diana: Es curioso, que está bien. Parece que tiene hasta luz. Es chulo. Está bien que hagan estas cosas porque con las injusticias que hay hoy en día pues la gente tiene que saber y si no sales a hacer manifestaciones no se consigue nada. Hay que luchar, si no… 

Diana: Oye, ¿alguna nos hacéis una foto? 

Isabel: ¿Nos hacéis una foto? 

Chicas: Sí. 

Diana: Oye, sabíais que hay una placa aquí de 11 señoras que abortaron e hicieron el aborto libre hace 43 años? Mira.

Diana: Pero ¿y qué os parece que hace 43 años que se legalice y no metan a la gente en la cárcel ni tengan que ir a hacer fuera? 

Chica: Pues muy bien.

Isabel: ¿Os parece bien? 

chica: Sí, porque una persona puede quedarse embarazada por diferentes motivos y… 

Diana: Te puedes creer que una de ellas soy yo y tuve el hijo? Ahora me entero después de 43 años, me entero que la placa está aquí y que una de ellas, que fui yo (ríe). 

Diana: Ah, ¿me tengo que subir?

Chica: Es que no se ve la placa

Diana: No importa, que ya la hemos leído. Ten cuidado que sale…

[sonido de foto]

[Ambiente, música]

Mi amiga Haizea me dijo que este tenía que ser un episodio de ida y vuelta: hacerlo, y que lo escucharan las 11 de Basauri. Y también sus hijos. Yo pensé que entonces aprovecharía el final de este episodio para contarles lo que me dijeron todas las mujeres que entrevisté cuando les dije que iba a intentar hablar con ellas. 

Haizea: Hombre, yo si tiene que ser breve, digo gracias. Por lo que supuso personalmente para ellas.

Justa: Porque nos dio fuerza e impulso a todas las mujeres que en ese momento defendimos su causa y nos dio alas para seguir.

Mari Luz: Yo sobre todo las escucharía. Si quieren hablar, las escucharía. 

Paz: Pues mira, me gustaría darles un abrazo y decir «oye mira colega, que hemos estado en una que de la que nos hemos salvado. ¿Cómo ha sido tu vida, cómo ha sido…?»

Oihane: Les diría que son mujeres importantes, que se merecen reconocimiento y que nos hicieron mucho más libres a las que vinimos después.

[Sintonía] 

Soy Isabel Cadenas Cañón y de eso no se habla… o sí. 

La producción, el guión y el montaje de este episodio los he hecho yo. Laura Casielles ha hecho la edición de texto y Vanessa Rousselot, la edición de guión. Nuestra ayudante de montaje y de casi todo es Paula Morais. El diseño de sonido es mío y de Marcos Salso, y nuestro estudio de sonido es Isolé División Sonora. La música de nuestra sintonía es de Alva Noto y Ryuichi Sakamoto. La comunicación la hace Laura Casielles. La ilustración de este episodio es de Carmen Cáceres.

Gracias a Oihane López por compartir con nosotras su investigación, y gracias a Charo Hernández y a Toñi Montes por prestarnos sus voces para leer la sentencia. Gracias a todas las personas que nos han ayudado en nuestra búsqueda de las 11 de Basauri y también a las que, en sesiones de escucha colectivas o individuales, nos han ayudado a hacer este episodio mejor. Sois tantas personas que hemos puesto vuestros nombres en los créditos de la página web. 

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De eso no se habla se produce en el orgulloso barrio de Lavapiés, en Madrid, gracias al apoyo de PRX – Public Radio Exchange – y del Google Podcasts Creator Program. 

Volvemos en dos semanas. 

Gracias por escuchar.  

Escucha el episodio 6