Jornaleros. Cara A: Rocío

Transcripción

[Escena del documental Rocío]: Que esa banda se dedicaba a llevar a la cárcel diariamente, noche por noche, una lista para sacar a individuos para llevarlos a la carretera y asesinarlos delante de la luz de un camión. 

Isabel: Esto que estás escuchando es un fragmento de un documental de 1980. Se titula Rocío. Que yo sepa, es la primera vez que una película en España habla de los desaparecidos durante la Guerra Civil. También es la primera vez que se dicen los nombres de las víctimas y los nombres de los asesinos. 

Pero no sé si puedo poner esas escenas. 

[Sintonía]

Esa película fue la primera película prohibida por un juez en democracia, en 1982, cuando en España supuestamente ya no existía la censura. Y lo sigue estando a día de hoy: a noviembre de 2023, hay una sentencia judicial en vigor que prohíbe la emisión de esta película si no se retiran unos fragmentos prohibidos. Y no sólo eso: a raíz de esa censura, su director nunca más volvió a hacer cine. 

En nuestro país aprendimos muy pronto que hablar del pasado era peligroso, que no había que significarse ni remover la herida… y que, por supuesto, de eso no se hablaba. 

[Sintonía]

Bienvenidas y bienvenidos al primer “de eso no se habla de la democracia: El episodio de hoy trata sobre un silencio que, quizás sin que lo sepas, marcó la manera en la que hablamos de nuestro pasado reciente, o no. 

El episodio de hoy se llama Rocío y es una genealogía del silencio y, ojalá, de cómo romperlo. 

[Sintonía]

Llevo años obsesionada con esta película y no soy la única. 

Alrededor de Rocío y de su director, Fernando Ruiz Vergara, y de lo que les pasó, a él y a la película, hay una especie de hermandad, personas que llegamos a la película a través de otras, por el boca a boca, como en secreto. Algunas vemos el documental como una bisagra entre el pasado y el presente de nuestro país, lo que pudo haber sido y no fue; otras como un aviso para navegantes del futuro, una censura que marcó lo que podíamos y lo que no podíamos decir. Y todas, todos, nos encargamos de continuar ese boca a boca, esa necesidad de sacarla, a la película y a su director, del olvido. Yo nos llamo “Rociístas”. Muchos nos conocemos. Este episodio es un ensayo en cuatro partes con algunos de esos Rociístas. Juntas, juntos, tratamos de entender por qué un simple documental se convirtió en algo tan peligroso en los años de la Transición y sus consecuencias para nosotras hoy.

Isabel: Parte uno. Interior, noche. Silenciar a Rocío

Concha Barquero y Alejandro Alvarado son dos de esos Rociístas. 

[Conversación entre Concha y Alejandro]

[Concha]: ¡Ale!

Isabel: Los fui a ver a su casa de Málaga. 

[Isabel]:Si podéis presentaros, por favor. 

[Alejandro]: (risas) Esta es la pregunta más difícil, también. 

Isabel: Son cineastas, investigadores, gente de cine. 

[Alejandro]: El cine en general, el cine documental. 

Isabel: Y trabajan siempre juntos. 

[Alejandro]: Sí, sí, sí. 

[Concha]: Sí.

[Conversación entre Concha y Alejandro debajo de la narración]

Isabel: En los años en los que estudiaron y empezaron a hacer cine, nadie, nunca les había hablado de ese director, ni de su película, ni de todo lo que siguió después. A mí tampoco. Cuando la descubrieron les obsesionó tanto la película que se volvieron expertos en ella. 

[En el fondo. Concha: Pero sí es cierto que para nosotros fue muy fuerte…] 

Isabel: Hicieron un corto sobre Rocío y Alejandro hizo hasta su tesis sobre la censura en la película. También buscaron a su director, Fernando Ruiz Vergara. Y lo encontraron. 

Concha: Llegamos a primera de la tarde. Entramos en su casa con las persianas bajadas porque hacía mucho calor y nos quedamos allí hablando durante horas. Por supuesto, hablando él, nosotros escuchando más que nada. 

Isabel: Esa primera visita fue en 2010, un año antes de que Vergara muriera. Ellos eran dos jóvenes investigadores sobre cine. Él era ya un director maldito que vivía solo en un pueblito de Portugal. 

Concha: Necesitaba contar su historia. Osea nosotros llegamos y nos contó su historia. Todo lo que él recordaba: vivencias, la experiencia de Rocío. A bocajarro. Osea, aquella tarde fueron como ocho horas que no nos levantamos de la silla y de repente nos fuimos a la cama y dijimos. 

[Alejandro]: ¿Qué es esto? 

[Concha]: ¿Qué es esto? (Risas) 

Isabel: Para ellos conocer a Vergara fue como una revelación. De repente sintieron que alguien les había robado un eslabón de su cadena: un cineasta andaluz, como ellos, que hacía documentales políticos, como ellos, y del que nadie nunca les había hablado. 

Concha: Y que nos apelaban totalmente a nosotros como generación, como ciudadanos, como andaluces también, ¿no?. Y… 

Isabel: Pero antes de contar qué le pasó a Rocío para que nadie nos hablara de ella, quiero contar cómo se hizo y de qué va Rocío

[Silencio]

Isabel: Eran los años 70 y Fernando Ruiz Vergara, el director y su pareja, Ana Vila, que sería la guionista, vivían en el Portugal de la Revolución de los Claveles. Allí sacaban algo de dinero organizando ciclos de cine prohibido en la frontera. Hasta esa frontera viajaban españoles que querían ver películas que estaban permitidas en Portugal, pero no en la España de Franco. Vergara y Ana Vila habían descubierto el cine político allí. Por eso, cuando Franco murió en 1975, Vergara pensó que por fin podría grabar una película en la que llevaba mucho tiempo pensando. Fueron momentos de eclosión del cine documental en España. 

Alejandro: Por una cuestión lógica, de libertad de antes y después de la abolición de la censura en el año 77, ¿no?, hay una gana de los cineastas por hablar de los temas vetados por el franquismo. Y evidente en muchas películas… 

Isabel: Vergara había crecido en Huelva y siempre le había interesado el fenómeno del Rocío, el evento religioso más importante de España en aquel momento y aún hoy. 

[Música]

Isabel: Si no lo conoces, el Rocío es una peregrinación que sucede cada año en el pueblo de Almonte, en Huelva, cuando cientos de miles de personas peregrinan desde sus pueblos para ir a venerar a la Virgen del Rocío. Vergara quería entender ese fenómeno religioso que para muchos desde fuera parece incomprensible. El resultado fue Rocío, su primer documental. 

[Música del documental Rocío: …Y en cita de Rocío de lejos yo vengo a verte…] 

Isabel: De día, de noche, en el documental se ve a miles de personas yendo a tocar a la Virgen, a personas rezando, pero también a personas divirtiéndose en el camino desde sus pueblos hasta Almonte. 

[Música del documental Rocío: …de León yo vengo a verte…]  

Isabel: Carruajes, carretas, caballos, trajes de sevillanas y mucho polvo del camino. Las imágenes son preciosas, son impactantes y para mí son sobre todo íntimas. Son las imágenes de alguien que se ha metido en el barro, que realmente quiere entender. Y yo creo que precisamente por eso, por tratar de entender, llegaron los problemas. 

[Música del documental Rocío] 

Isabel: Y es que Rocío, el documental no es sólo una descripción de Rocío, la romería. Rocío va de muchas cosas, pero la principal es la relación entre la Iglesia y el poder. 

Alejandro me leyó una sinopsis que habían hecho los propios autores. 

Alejandro: Mira aquí te leo. Esto es lo que escribieron Fernando y Ana: “Hemos pretendido hacer un análisis de lo que es y lo que representa la romería del Rocío…” 

Isabel: La película va tirando del hilo de las grandes estructuras detrás de la romería. 

Alejandro: “…en donde viven miles de trabajadores sin tierra y generalmente sin…”

Isabel: Y llega a cómo la Iglesia, los terratenientes, se alían para hacer prevalecer su poder en una zona agrícola como Almonte, con cientos de miles de jornaleros. 

Alejandro: “…cómo ha defendido sus intereses contra viento y marea…” 

Isabel: Y así, tirando del hilo, el documental lleva a cosas que no esperaba, o quizá sí. 

Concha: Se topa, él siempre dice que se topa, pero no sé cuánto, cuánto habría en realidad de toparse o de buscar, porque uno al final se topa con aquello que busca, ¿no? Con la historia de la represión y los asesinatos fascistas en Almonte, en el Verano Caliente del 36, no. Y entonces hay algunos vecinos que les hablan claramente de cómo fue esa represión. 

Isabel: Esas escenas en las que varios vecinos de Almonte hablan de la represión al inicio de la Guerra Civil, serían las que se censurarían después. Y para entenderlas hay que saber sobre todo dos nombres: el primero es Pedro Gómez Clavijo. 

Pedro Gómez Clavijo tenía 70 años cuando se grabó el documental. Mirando a cámara en primer plano, con voz grave, da su testimonio. Cuenta que en Almonte mataron a 100 republicanos en cuanto empezó la Guerra Civil, en julio del 36. Eran 99 hombres y una mujer. Los llamaron “los 100 de Almonte”. 

Pedro Gómez Clavijo también dice que los poderosos del pueblo usaron a la Virgen del Rocío como excusa para cometer esos asesinatos. Y también dice quién fue la persona que ordenó matar a los 100 de Almonte. Dice su nombre, dice su apellido. Pero en la película su voz aparece silenciada cuando lo dice. 

[Música]

Y es que Vergara decidió silenciarlo, por precaución. Varias personas le habían avisado de que no incluyera esas escenas en el documental, pero él decía que sin eso, sin explicar la relación entre el poder y la represión franquista, no se entendía la película. Pero sabía que esas escenas eran peligrosas. Hacía muy poco que se había muerto Franco, la democracia estaba llegando al país y la censura se acababa de abolir. Por eso, Vergara tomó precauciones y se autocensuró. 

Concha: Lo que hace es que mientras que este vecino de Almonte dice el nombre de esta persona, mutea, o sea, silencia la banda sonora y sobre el retrato de esta persona coloca una banda negra en sus ojos, con lo cual dificulta como supuestamente su identificación. 

Isabel: Y es cierto que era peligroso decir su nombre. Aquel hombre cuyo nombre se silencia, aquel hombre al que acusan de ser el responsable del asesinato de los 100 de Almonte, no solo había sido alcalde de Almonte, también era el Hermano Mayor de la Hermandad de Jerez de la Frontera. Es decir, la persona más importante de una de las Hermandades más importantes del Rocío. 

[Música]

Isabel: Su nombre era José María Reales y conviene no olvidarlo en esta historia. 

A pesar de las precauciones, a la película le costó estrenarse. Era 1980. 

Alejandro: La primera censura de Rocío en realidad, fue que ningún exhibidor en Andalucía quería proyectarla, digamos que es una censura industrial porque bueno, porque tocaba un tema que era sensible…

Isabel: En realidad tocaba muchos temas sensibles. No era fácil dar una visión crítica de la romería del Rocío y no era fácil hablar de represión Franquista cuando nadie estaba hablando de eso en el país, al menos en público. Por eso tuvo que estrenarse primero en cines fuera de Andalucía. 

Alejandro: Como un estreno un poco periférico. Alicante, Vigo, San Sebastián, no. 

Isabel: Al final la película remontó: su nombre sonó como uno de los candidatos a representar a España en el Festival de Venecia, después la seleccionaron en el Festival de Sevilla, donde además ganó el premio al Cine Andaluz. Las crónicas de aquel día hablan de una sala abarrotada, en silencio, con mucha emoción. Era la primera vez que se proyectaba en Andalucía. 

Para entonces Rocío era ya una película maldita. La prensa del momento dijo cosas como: “resulta que vamos a ver una película del Rocío y nos han largado un mitin político y anticlerical”, o, “¿a qué vienen esos recuerdos de las crueldades de la Guerra Civil en un bando, es que no los hubo en los dos?” Pero la prensa también dice: “se trata de un documento de excepción, no sólo como documental, sino en la historia del cine español”. 

En febrero de 1981, se produjo el gran estreno en Madrid. 

Concha: Suscitó mucho interés también entre ciertas figuras políticas y de la intelectualidad del momento. Al estreno de Rocío fue Alfonso Guerra, Caballero Bonald… ¿Sabes lo que te quiero decir? O sea que en realidad, si no hubiera pasado lo que pasó, la película estaba teniendo un impacto. 

Isabel: Si no hubiera pasado lo que pasó, ¿que pasó? 

Concha: Lo que pasó es que, bueno, en la película… 

Isabel: Lo que pasó es que los hijos de José María Reales, el hermano mayor de la Hermandad de Jerez de la Frontera, el “jefe de la banda de criminales” al que se acusaba en la película, fueron al estreno en Madrid para comprobar si la película realmente hablaba de su padre. Fueron ellos porque su padre, por cierto, había fallecido unos años antes de que se grabara el documental. Cuando los hijos comprobaron que sí, que la película hablaba de su padre, fueron a la Audiencia Provincial de Sevilla y presentaron una querella porque la película se metía con la Virgen del Rocío y con su padre. Era, casualmente, el 23 de febrero de 1981. Mientras los hijos de José María Reales iban al juzgado de Sevilla, Tejero estaba intentando dar un golpe de Estado en el Congreso de los Diputados. 

El juicio se celebró un año después, en 1982. En Andalucía, el Partido Socialista acababa de ganar las elecciones autonómicas y estaba a sólo unos meses de conseguir la mayoría absoluta en el Parlamento español. España parecía un país nuevo. Eran años de mirar hacia delante y olvidar los crímenes del pasado, como había marcado la Ley de Amnistía de 1977. 

Cuentan que fue un juicio duro. Ya antes de empezar, el juez de instrucción consideró que la película no ofendía a la religión católica, y la Iglesia tampoco denunció la película. Así que el juicio, pasó a ser un juicio exclusivamente sobre los testimonios que acusaban a José María Reales de ser el responsable del asesinato de los 100 de Almonte. 

Concha: Tratando de resumir mucho, el primer delito me parece que es calumnias. O sea, se le acusa de calumniar al señor Reales. Y entonces el abogado de la defensa quiere derrumbar esta idea de la calumnia y demostrar que efectivamente esto no es una calumnia, porque es un hecho histórico. 

Isabel: Esto que cuenta Concha puede sonar demasiado técnico, pero en realidad tengo que explicarlo, porque en esa diferencia entre injurias y calumnias está el que creo que es el núcleo del juicio y de lo que se estaba juzgando realmente durante aquel mes de junio de 1982. 

Una calumnia es acusar a alguien de haber cometido un delito que no ha cometido. Y lo que la defensa quería hacer era eso: probar que el testimonio que había dado Pedro Gómez Clavijo en el documental era cierto, que en efecto, se había matado a los 100 de Almonte, que era un hecho histórico, y que por eso, porque se estaba diciendo la verdad, el documental no estaba calumniando al señor Reales. 

Pero la acusación no quería probar si la represión en Almonte era cierta o no, de hecho, no quisieron ni hablar de represión. Por eso, en lugar de hablar de calumnias, hablaron de injurias: una injuria es un delito que afecta al honor de la persona, más allá de si lo que se dice que ha hecho es cierto o no. La acusación y los jueces solo querían probar que el documental sí que hería al honor de Reales, no si tenía responsabilidades en la represión en Almonte. 

Por eso, los jueces no aceptaron casi ninguna de las pruebas que presentó la defensa. Tampoco aceptaron el testimonio de 17 vecinos de Almonte que se presentaron en el juzgado un día de manera voluntaria, sin que nadie les hubiera convocado para decir que lo que se decía en la película sobre la represión era cierto, que sí, que se había matado a los 100 de Almonte y que estaban en fosas comunes. 

Y es que juzgar eso, juzgar si en efecto había existido la represión en Almonte, aportar pruebas sobre los delitos cometidos contra civiles durante y después de la Guerra Civil hubiera sido abrir la puerta a juzgar los crímenes del franquismo. Y ni a los jueces ni a la acusación les interesaba eso.

Concha: Aquellos que estaban en el poder, en el poder político, en el poder judicial, representaban de alguna manera todavía a los valores del régimen anterior, del franquismo. Entonces, tanto la atmósfera general política quizá no estaba del todo preparada, no, para que realmente se hablara de una manera tan contundente en torno a los crímenes franquistas. Eso es lo que de alguna manera podríamos decir que explica que esa denuncia de esos hijos fuera admitida y que realmente el derecho de una persona individual prevaleciera sobre el derecho de un colectivo tan enorme como 100 y pico personas asesinadas en un pueblo en 1936. 

Isabel: Al final, Fernando Ruiz Vergara decidió asumir toda la responsabilidad de la película para que sólo lo condenaran a él. Por eso Pedro Gómez Clavijo, el vecino de Almonte que había acusado a Reales en la película, tuvo que decir que lo habían grabado contra su voluntad. Es decir, tuvo que desdecirse de algo que había dicho mirando a cámara con total calma. Y Ana Vila, que había sido la guionista, tuvo que decir que la decisión de incluir aquellas escenas era solamente de Vergara. 

Al final, el juicio se convirtió en lo que se han convertido la mayoría de juicios sobre libertad de expresión en la actualidad: en una lucha entre el derecho al honor de una persona y el derecho a la información y a la expresión. 

Y ganó el derecho al honor. 

El 14 de julio de 1982 condenaron a Fernando Ruiz Vergara a dos meses y un día de arresto mayor, a una multa de 50.000 pesetas y a una indemnización a la familia Reales de 10 millones de pesetas, unos 300.000 euros a día de hoy. También se prohibió la distribución de Rocío en todo el territorio nacional, si no se eliminaban las escenas que decían los jueces: “herían el honor de José María Reales”. 

[Música]

Isabel:Dos años después, en 1984, el Supremo ratificó la sentencia. Un artículo de la época resumía el juicio y su mensaje para el futuro así: “Ninguna sentencia puede hacer olvidar a los viejos de Almonte, pero sí puede hacerles callar. Los intelectuales seguirán escribiendo, pero tendrán un motivo más para hacerlo con cuidado y la película secuestrada se convertirá en clandestina”. 

Y así, Rocío pasó tristemente a la historia. 

Alejandro: Rocío es la primera película secuestrada y censurada judicialmente, digamos, en España. La Transición, no, una democracia, un Estado de derecho pleno. 

Isabel: Poco cambió desde entonces. 

[Música del programa en Canal Sur]

Isabel: En el año 95, por ejemplo, Vergara participó en un programa de Canal Sur donde estaba también el Hermano Mayor de la Hermandad de Almonte aquel año. Y la charla fue así. 

[Hermano Mayor de la Hermandad de Almonte]: Y él fue Almonte, efectivamente, y lo digo así, engañando a la gente. Porque él no fue diciendo qué es lo que quería hacer, no quiso no más que llevar su verdad al Rocío, su verdad al Rocío con 30 años ó 40 años atrás, cosa que la gente habían olvidado ya y que estamos olvidando. 

Isabel: Esto respondía Vergara con su deje portugués. 

[Vergara]: Está claro que está aquí en causa, porque aquí las únicas discusiones que se mantienen y que se hablan y todo son las mismas que se tenían entonces. Quiero decir, yo únicamente hice aquello en función de mi propia inquietud. Después dio lo que dio, pero en fin, en todo caso, la libertad de expresión parece que está en causa en cierto modo y punto. Y aquí está el resultado. 

Isabel: Vergara nunca volvió a vivir en España. Y no sólo eso. 

Concha: Nuestro resumen, de algún modo, es que en realidad lo que sucedió era la principal consecuencia que Fernando no volvió a hacer una película y nunca más fue reivindicado durante muchísimos años. 

[Música]

Isabel: Parte dos. Exterior, día. Los Vergara. 

Isabel: Cuando estoy haciendo un episodio busco cosas de manera obsesiva, hilos de los que tirar, personas a las que entrevistar, lugares donde ha pasado una escena de esa historia. Pero hay veces que las cosas simplemente aparecen. Grabando la Cara B de este episodio, que adelanto ya, no va sobre el Rocío, ni sobre religión, ni sobre el documental de Vergara, conocí por casualidad a otro Rociísta. Lo conocí en Paterna del Campo. 

Atomi: Un pueblo chiquitito y de tradición rociera. 

Isabel: Antonio Miguel o Atomi, como le llama todo el mundo, lleva 30 años yendo cada año a la romería y fue allí cuando oyó hablar sobre la película. 

Atomi: Estando en El Rocío escuché algún comentario de que había algo censurado sobre la historia de Rocío. Y como en el Rocío hay momentos de descanso, de hora muerta y ahora los móviles tienen internet y eso, pues me puse a buscar y vi que había una película, que fue la primera película censurada de la democracia. Me llamó muchísimo la atención y además trataba de algo que había hecho un pariente mío así que me creo muchísimo interés. 

Isabel: Y es que Atomi se apellida Vergara, como Fernando Ruiz Vergara, el director. No son familia directa, pero le llama pariente por un parentesco lejano. Con Atomi aprendí dos cosas que no sabía sobre la película después de tantos años obsesionada con ella: Una es que su pueblo, Paterna, está lleno de gente que se apellida Vergara y de hecho algunos sí que son familiares directos de Fernando Ruiz Vergara, del que yo pensaba que no le quedaba familia. La otra cosa que aprendí es que parte del documental, parte de Rocío, está grabado en la Casa Hermandad de Paterna del Campo, es decir, en la casa que la Hermandad de Paterna del Campo tiene en el Rocío. Atomi me enseñó esas escenas. Son sus preferidas. 

[Música del documental Rocío: …Tu piel me dejó…]

Atomi: Mira, aquí es donde sale la gente conviviendo en el Rocío a la espera de la salida de la Virgen. Bailando sevillanas, comiendo, pasándoselo bien, es que el Rocío para nosotros es esto. Y no hay muchas vestida de flamenca, ¿verdad? Están arregladitas, pero no… 

Es que estos son vecinos. Ahí he pasado yo, muchos buenos momentos, bailar no porque no bailo, pero… 

[Música del documental Rocío]

Isabel: ¿Por qué te gusta a ti, Rocío? La película. 

Atomi: Porque enseña una parte que no es la que se vende en la estampita ni la que te cuenta la Iglesia. Más sencillo, más humilde. Ahí no hay gente con mucho dinero, hay gente con ganas de pasarlo bien.

Isabel: Mientras veía esas escenas con Atomi, supe que quería conocer ese lugar donde se habían grabado, pero sobre todo, que quería conocer a esa familia que yo no tenía ni idea de que existía. Saber si el documental y su censura también les habían afectado a ellos y cómo. Así que este año fui, por primera vez, al Rocío. 

[Voces en El Rocío]: En su presentación, ¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva! 

Atomi: La gente viene a Rocío a pasárselo bien, no a rayarse la cabeza ni a entrar en debates, sí a entrar en debates también pero no políticos. 

Isabel: Atomi fue mi guía allí. 

Atomi: Entonces, nadie que, a quien tu le preguntes del franquismo ni nada te va a responder cómodamente. 

[Sonidos de El Rocío: campanas, voces y música]

Isabel: También me iba avisando de lo que podía y no podía decir pero por mucho que me avisara, el sólo hecho de llevar la grabadora ya generaba muchas conversaciones. 

[Primo Vergara]: Bueno, es que no tengo tan claro que el Rocío y la política no estén completamente… 

Isabel: Y muchas acababan llevando a la política. 

[Primo Vergara]: Tanta exhibición de la bandera de España, la verdad, me llama mucho la atención. 

Isabel: Y claro, al documental. 

[Atomi]: Pues entonces tiene que ver el documental primo, del pariente Fernando. 

[Primo Vergara]: Lo veré, lo veré. 

Isabel: Mientras estaba allí se fue corriendo la voz de que había una persona preguntando por “los Vergara” y empezaron a aparecer por todos lados. Y estos sí, eran familiares directos de Fernando Ruiz Vergara, al que llamaban “el tito Fernando”. 

[Familiares Vergara]: Tito Fernando Ruiz Vergara. Vergara, Vergara. (risas) ¡Pariente!

Isabel: Y así con el micro y la grabadora, rodeada de Vergaras, me di cuenta de que estaba haciendo algo parecido a lo que Fernando Ruiz Vergara había hecho 40 años antes, cuando grabó su documental: ir con ellos hasta la Casa Hermandad de Paterna del Campo. 

Allí hable con más familiares, pero sobre todo con el patriarca Fernando Vergara. Entre otras cosas me contó que su padre había sido el Hermano Mayor de la Hermandad de Paterna cuando su primo Fernando fue a grabar su documental. 

[Ruido de fondo de El Rocío]

[Fernando Vergara Padre]: ¡Mi padre fue el hermano mayor. 

[Isabel]: Qué fuerte. 

[Fernando Vergara Padre]: Le facilitó muchas cosas a su primo Fernando, mucha información y mucho detalle. Le ayudó mucho, desde luego, le ayudó mucho. 

[Isabel]: ¿Y tú viste la peli, luego? 

[Fernando Vergara Padre]: La he visto. 

[Isabel]: ¿Y qué te parece? 

[Fernando Vergara Padre]: No creo. No creo que le tiene que haber puesto algunas cosas. Porque yo creo que lo que hemos hecho fomentamos más odio, cuando la Virgen no tiene culpa ninguna. Pero los señores que metieron la pata, bien metida… 

Isabel: Le pregunté a Fernando si su padre se había sentido mal al ver la película. Al principio hubo un silencio y un gesto como diciendo sí, lo pasó muy mal, pero no quiero hablar. Pero luego me contó. 

[Fernando Vergara Padre]: Porque mi padre conocía gente de Almonte y son amigos suyos de Almonte que eran, estaban metidos en la directiva de la Virgen, le ayudaron también a él. Y después supieron esos hombres, que mi padre les había engañado. 

[Isabel]: Y la llamó, ¿supo que le llamaron? 

[Fernando Vergara Padre]: Vinieron aquí en busca de mi padre la gente de Almonte al otro año para la romería y mi padre la pasó realmente mal, muy mal. 

Isabel: La película tuvo consecuencias para todos. 

[Fernando Vergara Padre]: Mi padre, vamos, se lo machacó y a él también. Y a él se lo machacaron, a él se lo machacaron. Si mi tío no hubiera a la película esa, no le hubiera puesto la cosa que le pusó. Yo creo que mi tío era un buen director de cine. 

[Isabel]: Porque yo no sabía nada de vosotros, sabía de él y de repente llegar y que esa es la familia más rociera del pueblo. 

[Fernando Vergara Padre]: Sí.

[Fernando Vergara Padre]: Él aquí era muy querido y tenía mucha amistad, sin embargo aquello se rompió. 

Isabel: Quizá no se oye bien, pero dice que tenían mucha amistad y que eso casi rompió a la familia. No se oye bien porque hay una persona gritando detrás y es Emilio Vergara, otro de los familiares de Fernando Ruiz Vergara. Hablé con él otro día con mucho menos ruido. Él también se acuerda perfectamente de cuando el “tito Fernando” fue a grabar el documental. 

Emilio Vergara: Se presentó en la Hermandad de Paterna diciendo: “Estoy haciendo una grabación de una película.” Él iba buscando esa parte en la que el Rocío de los ricos influyó tanto en la clase trabajadora de aquella época. Lo que pasa que él incluyó una serie de cosas en la película donde dio a entender de que una familia de Almonte incidió mucho en la violencia que se desató en la Guerra Civil Española. Hubo una familia que no voy a decir el nombre, lo sabes tú, que se sintió muy ofendida. Esa familia era una familia que tenía mucha influencia política en aquella época e incidió tanto en los años, principios de la democracia, 80 por ahí, que censuraron parte de la película. 

Isabel: Le pregunté a Emilio qué piensa él de la película de su tío. 

Emilio Vergara: Mi tío sacó oro de la tierra, porque le sacó a las personas de allí cosas que no sabía nadie y las incluyó en su película. 

Isabel: Y si cree que se arrepintió. 

Emilio Vergara: Yo creo que mi tío Fernando nunca, nunca, nunca supo decir: a ver, me arrepiento de lo que he hecho o me arrepiento de lo que he podido hacer u ofender. Jamás. Porque según decía él, yo no he contado nada más que la verdad de lo que ocurrió y la verdad le duela a quien le duela. Creo que si hoy en día se volviera a analizar esta película, se quitaría esa censura. 

Isabel: Y también le pregunté si haría algo para acabar con esa censura. 

Emilio Vergara: Por supuesto que lo haría. Primero, como ciudadano democrático y segundo como sobrino afectado y sobrino de mi tío Fernando Ruiz Vergara. 

Isabel: Pues, me lo estudiaré bien y te hablaré pronto. 

Emilio Vergara: (risas) Muchísimas gracias, Txavela. 

Isabel: Gracias a ti, de verdad. 

[Silencio]

Isabel: Parte tres. Interior día. El efecto desaliento. 

Isabel: Como soy muy buena alumna, pedí ayuda a un abogado. No uno cualquiera, claro. Fui donde otro Rociísta. Se llama Manuel Maroto, es profesor de derecho penal y también es experto en libertad de expresión. 

Manuel Maroto: He estado mirándome toda la documentación que hemos podido recopilar sobre el llamado caso Rocío. 

Isabel: Desde que la vio por primera vez, a Manu siempre le había parecido muy sorprendente la sentencia que censuraba la película. Para empezar, claro, porque la censura estaba prohibida en España desde 1977. 

Manu me explicó que con la nueva ley, la que estaba en vigor ya en 1982, cuando se celebró el juicio, los jueces podían secuestrar publicaciones o prohibir la proyección de obras cinematográficas, pero sólo como medida cautelar, es decir, como una medida que se toma durante el juicio. Y de hecho, eso era al principio la prohibición, una medida cautelar. Pero luego… luego la cosa se complica. 

Manuel Maroto: Pero una vez que ya hay sentencia firme y que el juez ha dictado la prohibición como definitiva, eso ya no es una medida cautelar, es otra cosa. ¿Qué cosa? Yo no lo sé muy bien, porque esto, una pena no es. Si tú te vas al Código Penal que se aplicaba en este momento, no encuentras ninguna pena. 

[Suena la voz de Manuel debajo de la narración]

Isabel: ¿Cómo que no era una pena algo que estaba en una sentencia? 

Manuel Maroto: Nada, que sea… 

Isabel: Manu lo consultó mucho. Habló con colegas, miró legislaciones, esas cosas que hacen los juristas cuando quieren entender algo. 

¿Qué me estás queriendo decir sin palabras jurídicas? 

Manuel Maroto: Lo que estoy queriendo decir es que ni mucho menos estaba claro, ni siquiera en esa época, que esto pudiera hacerse. Prohibir definitivamente la emisión de una película o la proyección de una película. Si uno se busca cuál es la norma legal que permite esto, es difícil encontrarla. Tienes que acudir a aplicar distintas leyes y en ningún sitio se dice que se pueda prohibir una película. 

Isabel: Hmm… Al acabar el juicio, ambas partes recurrieron al Tribunal Supremo y la resolución llegó dos años después, en 1984. Hacía nueve años desde que se había muerto Franco. Seis desde la aprobación de la Constitución. Y el Supremo ratificó la sentencia. Y no sólo dijo que sí, que la película tenía que ser prohibida, sino que hizo algo más: mostró lo que realmente estaba en juego en aquellos años en cuanto a nuestra memoria colectiva. 

Manuel Maroto: Voy a leer este párrafo porque creo que es muy representativo, no. Dice la sentencia: “considerando que en la película cinematográfica de autos el propósito de vilipendio, agravio…” 

Isabel: Lo que dice la sentencia en ese enmarañado lenguaje judicial es que la película, a pesar de parecer meramente documental,

Manuel Maroto: …al entorno histórico, sociológico… 

Isabel: pronto empieza a recordar de manera inoportuna e infeliz lo que pasó en la guerra. 

Manuel Maroto: inoportuna e infeliz recordación de episodios sucedidos antes y después del 18 de julio… 

Isabel: Y que habla mal de uno de los bandos, olvidando

Manuel Maroto: Olvidando que las guerras civiles como lucha fratricida que son, dejan una estela o rastro sangriento y de hechos unas veces heroicos y otras reprobables, que es indispensable inhumar y olvidar, si se quiere que los sobrevivientes y las generaciones posteriores a la contienda convivan pacífica, armónica y concilidiamente. 

Isabel: O sea, que si queremos pasar página de la Guerra Civil y vivir en paz, hace falta olvidar. No meterse en política. Tener la fiesta en paz. 

Mientras hacía este episodio, se lo di a escuchar a mucha gente y había algo que no funcionaba. Algunas personas no entendían por qué se había censurado la película. Yo les contaba, les hablaba de la denuncia de los hijos de Reales, del delito contra el honor, de las calumnias, de las injurias. Pero algunas personas seguían sin entenderlo, porque claro, lo que me estaban preguntando era otra cosa. Lo que me estaban preguntando era: ¿Cómo es esto posible? ¿Qué se me está escapando? Y la respuesta, creo, está en esta sentencia del Supremo. 

[Música]

Manuel Maroto: Queda muy claro cuál es el concepto de honor que está defendiendo en esta sentencia el Tribunal Supremo. Y es que el atentado al honor contra Reales básicamente es no tanto un atentado contra su honor personal, sino que es una especie de transgresión del pacto de silencio que impone que no se puede recordar a los perpetradores de las atrocidades del franquismo y que cualquier otra cosa supone avivar viejos rencores. 

Isabel: Gracias a esta sentencia queda claro que el delito que comete Rocío es, en el fondo, el de cuestionar los límites de la memoria, de lo que conviene recordar y lo que no, y cruzar algunas líneas que no se pueden cruzar. 

Manuel Maroto: Este juez deja por escrito en la sentencia lo que quizás sea uno de los grandes testimonios de la imposición del silencio sobre la memoria histórica en la Transición. 

[Fin de la música]

Isabel: Y así ha seguido la película, sin poder proyectarse de manera íntegra desde entonces. En 2005, en Huelva, se intentó proyectar con las escenas censuradas, pero en la proyección se presentaron la Hermandad del Rocío, el Partido Andalucista de Almonte y la Familia Reales, diciendo que estaba prohibido y que dañaba la imagen del Rocío. 

Manuel Maroto: Claro, pero que allí no fue la policía ni hubo ningún mandato judicial de impedir la proyección. Lo que hubo es, pues, un grupo de gente asegurando que estaba en vigor la sentencia. 

Isabel: Y ahí, Manu me dijo algo que desde luego yo no esperaba. Después de leerse todas las sentencias y de haberlo estudiado mucho, Manu cree que la censura hoy no puede sostenerse. Primero, porque ya era una pena muy dudosa, pero también porque las leyes han cambiado. 

Manuel Maroto: Se reforman los delitos de injurias y calumnias, desaparece la injuria y calumnia hacia personas fallecidas. Se ha consolidado la fórmula del reportaje neutral, donde debe primar la libertad de expresión. La jurisprudencia actual, la del Tribunal Constitucional y la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ampararía lo que se hizo en Rocío sin ningún género de dudas.

Isabel: Y dice que quizá haya llegado el momento de hacer algo. 

Manuel Maroto: Porque es insostenible insisto, defender que la película sigue censurada. ¿Que lo ha estado en un plano fáctico y social? Sin duda. Sólo hay que ver todo lo que tuvo, todo por lo que tuvo que pasar Fernando Ruiz Vergara, cómo afectó a su carrera posterior. Es de sobra suficiente para arruinar la carrera de una persona. Y todo eso crea lo que los juristas llaman “el efecto desaliento”. Es decir, emite un mensaje de desaliento del ejercicio de determinadas libertades y derechos, y eso es lo que ha ocurrido. Los que pensábamos que Rocío seguía prohibida, lo que estábamos era en ese desaliento provocado por una resolución judicial que en su día era difícilmente sostenible y que hoy es absolutamente insostenible. 

[Silencio]

Concha: Parte cuatro. Interior, noche. Recomponer el eslabón perdido. Hacer memoria. 

Isabel: Fernando Ruiz Vergara murió en 2011 en su casa de Portugal. Tenía 69 años. Sus muchos amigos guardaron sus pertenencias en cajas y las fueron custodiando entre casas en Portugal, en Huelva y en Sevilla. Cuando Alejandro y Concha, los cineastas de la primera parte, abrieron esas cajas, descubrieron un montón de películas que Vergara había dejado sin terminar. 

Concha: Película que directa o indirectamente relacionada con la censura de Rocío, él no pudo terminar, no pudo llevar a cabo. Se quedaron en forma de guiones, declaraciones de intenciones. 

Isabel: Alejandro y Concha supieron que harían una película sobre ellas. Una película para rehacer las películas inacabadas de Fernando Ruiz Vergara y también para reparar una especie de eslabón que se había perdido con la censura de Rocío

Porque la censura no tuvo sólo consecuencias en Fernando Ruiz Vergara y en su familia, también las tuvo en nosotros, en las generaciones siguientes. Con la prohibición de Rocío, todo aquel cine que se pensaba que podía llegar con la muerte de Franco se cortó de raíz. 

Alejandro: El cine documental desaparece y el cine político dentro del documental también, pero ya no solamente por… 

Isabel: Todas, todos, somos un poco huérfanos de Fernando. 

[Ambiente de la sala de montaje de Alejandro y Concha]

[Alejandro]: Bueno, añadimos este siguiente plano… 

Isabel: En su sala de montaje en su casa de Málaga, Concha y Alejandro me cuentan que en su investigación para la película, siguiendo el legado de Vergara, han vuelto a Almonte, al lugar donde todo empezó para entender la estela que el documental había dejado allí. 

Fueron a buscar las fosas donde podrían estar los 100 de Almonte, aquellos 99 hombres y una mujer que Vergara nombra en la película. La información de dónde estaban las fosas viene de fuentes orales.

Alejandro: Los planos hechos por las personas que fueron o testigo o que alguien les contó cómo fueron los fusilamientos y a dónde estaban las fosas, no por esto que se decía de uno a otro, o que los propios que fusilaban después en el bar lo contaban. 

Isabel: Esta memoria oral sobre la que hoy hacemos los mapas de fosas y gracias a las que sabemos dónde realizar exhumaciones, no es diferente a la memoria oral de Pedro Gómez Clavijo, que en el documental de Vergara dijo quiénes habían sido los responsables de la represión en Almonte. Aquella escena que fue prohibida “porque es indispensable inhumar y olvidar, si se quiere que los sobrevivientes y las generaciones posteriores a la contienda convivan pacífica, armónica y conciliadamente”, como decía la sentencia del Supremo, que aún hoy sigue en vigor. 

O eso creíamos. 

Alejandro: Para algunos quizá se puede pensar que esto fue una derrota, pero yo creo que él lo transformaba en una reivindicación. Y justamente esa cicatriz que la película Rocío y todo lo que le ocurrió a Fernando de alguna manera es algo que pone el dedo en la llaga de esta anomalía que tenemos en España como democracia. 

[Música]

[Isabel]: Falta quitar la censura a Rocío, básicamente. 

[Concha]: Claro, pero eso es un proceso. Sinceramente, que…

[Isabel]: Digo, que simbólicamente es eso. 

[Concha]: Por supuesto. 

[Alejandro]: Claro. 

Concha: Bueno, a ver también lo que te cuentan, algún especialista, algún jurista, porque bueno nosotros hemos consultado y de hecho una vez presentamos el caso en una… 

Isabel: Coda: Matar a los fantasmas.

Manuel Maroto: El derecho tiene esa capacidad de crear auténticos fantasmas a los que hay que enfrentarse en algún momento. 

Alejandro: Yo creo que sería, sería bastante interesante siguiendo un poco este espíritu rebelde de Fernando que sea la ciudadanía la que rompa esta censura. 

Concha: Plantear la desobediencia civil, no. Pues, organicemos una proyección de Rocío, íntegra.

[Sintonía]

Manuel Maroto: Proyectarla a lo grande como un acto de homenaje y de reunión de todos estos Rociístas que hemos estado encontrándonos alrededor de la película. Que además bueno pues tiene algo de bello, no, de declarar, digamos, colectivamente, sin siquiera necesidad de recurrir a los tribunales, que esa prohibición ya no existe. 

Isabel: Esta sería, ¿matar a los fantasmas, no?

Manuel Maroto: Eso sería, efectivamente, expulsar a los fantasmas en vez de esconderse de ellos.

[Sintonía]

Isabel: Si yo pusiera al final de este episodio la escena censurada, ¿qué pasaría? ¿Qué podría pasar? 

[Pedro Gómez Clavijo]: Que esa banda se dedicaba a llevar a la cárcel diariamente, noche por noche, una lista para sacar a un individuo para llevarlo a la carretera y asesinarlo delante de la luz de un camión. 

[Narrador documental Rocío]: En Almonte mataron a Frasquita, La Charamusca; Diego Cepeda Aragón Azuquita; Manuel y Curro Larios, los mellizos; José Moreno Bocanegra; Miguel Polea; Francisco Acosta; Antonio Guitar, el sobrino; Capitán Pedro Guitar; Juan Díaz y Díaz, el sevillano; Manolo el de Ricardo; Martín Audén Peláez; Guzmán, el sastre; el Coquito; José y Juan, los repatriados; Bartolo Domínguez, el de la mojea; José Medina Pamué; Manuel Azú; Juan, el de Isidro; Juan, el Almeja; Francisco Marilia; Fabián Pelayo Villarán; Manuel Pache; José Triguera, el niño de la isla; José Perianes; Curro Acevedo Padre, el minero; Antonio Reina; Francisco Núñez Cúchares; Diego Escobar; Currito Pecho; Antonio, el Gato; el Cojo Zapatero del Cabez; Juan Canito; Curro, el breero; Antonio, el de la botinera; José Convento; Antonio, el Rano; Antonio Caliche, el radical; José Botones; Jerónimo, el de la panadera; Juan, el Neguito; Andrés Borrero; y varios más, hasta hacer un total de 100 personas, 99 hombres y una mujer. 

[Pedro Gómez Clavijo]: El responsable de esta banda de criminales era.. (se corta). 

[Sintonía]

[Pedro Gómez Clavijo]: Que en paz descanse, que yo le daría una vida más larga. Ese señor cuando hacía una saca de hombres, obreros, luchadores por la libertad, el pan y el trabajo, les decía a los de la banda de criminales: “no empezar todavía, déjadme los míos a mí”. Y montado en un caballo con un porro, los mataba a palos. 

[Sintonía]

Isabel: Hace unos años José Luis Tirado, otro Rociísta, hizo el documental “El caso Rocío” en el que habla con otros Rociístas sobre la película y su prohibición. Tirado también consiguió reconstruir una versión de Rocío con las escenas censuradas. Si te ha interesado la película, esa versión está disponible, por ejemplo, en YouTube, por extraño que parezca, que una película en teoría censurada pueda estar en abierto en Internet. 

Otro sabio Rociísta, quizá el más sabio de todos, Francisco Espinosa, publicó, entre otros libros, “Callar al mensajero”, un libro sobre cómo se ha tratado de silenciar a voces críticas en los Tribunales. 

Este episodio va dedicado a todos esos Rociístas de los que tanto hemos aprendido: Francisco Espinosa, Ángel del Río, José Luis Tirado y Pedro G. Romero.

La producción, el guion y el montaje de este episodio los he hecho yo. La asistencia de montaje y producción Paula Morais. El apoyo de montaje Goldy Levy. Vanesa Rousselout ha hecho la edición. El diseño de sonido es mío y de Marcos Salso y nuestro estudio de sonido es Isolé División Sonora. La comunicación la hace Tais Álvarez. La ilustración de este episodio es, como siempre, de Carmen Cáceres. Y la música la han compuesto Sara Muñiz y Paloma Peñarrubia, que nos cedió una canción hecha para “Descartes”, el documental de Concha y Alejandro con los descartes de la película Rocío. Gracias. 

Gracias a Izaskún Pérez por su ayuda editorial, moral, etc., cuando estaba en medio del bosque alemán. Gracias a Ildefonso Vergara y gracias Ana Pinto por la ayuda y el apoyo en toda la grabación y en todos los descubrimientos. 

Gracias también a las personas que en sesiones de escucha colectivas e individuales nos habéis ayudado a hacer este episodio mejor. Hemos puesto vuestros nombres en los créditos de la página web. Y en esa página web deesonosehabla.com puedes suscribirte a nuestro boletín, escuchar el resto de episodios o apoyar nuestro trabajo esta temporada. Eso es en deesonosehabla.com/apóyanos. También estamos en Twitter, en Instagram y en Facebook. Y ya sabes que nos encanta hablar. Si te ha gustado este episodio, recomiendaselo a tus amigas, a tus amigos, a tus primos, a quien quieras y suscríbete en nuestros canales en Apple Podcast, Podimo, Spotify o donde sea que escuches podcast. Puedes hasta dejarnos una valoración. De eso no se habla es una producción de Se Habla Producciones. Gracias, como siempre, por escuchar. 

Jornaleros. Cara A: Rocío